Título: La muerte de Ivan Ilich
Autor: Lev Tolstói
Año: 1886
Edición: Alianza, Madrid 2009
Ivan Ilich es un funcionario de alto rango. Él no lo sabe, no se da cuenta, pero su vida está absolutamente vacía: todo se reduce a ascender y ganar más dinero -para tener contentas a su esposa y a su hija adolescente-, a llevar una vida "agradable y decorosa, como él juzgaba que debía ser". Y así van las cosas hasta que un dolorcillo en el lado izquierdo del estómago se va extendiendo por todo su cuerpo. Ivan Ilich se da cuenta de que se muere y la desesperación se adueña de él.
La muerte de Ivan Ilich es un relato contundente que te hace vivir una situación que no la deseo a nadie: la de estar muriéndote y darte cuenta de que tu vida ha sido, de hecho, lo que no debía ser, una vida mal vivida de principio a fin. No se la deseo a nadie porque entonces llega inevitablemente la terrible pregunta: "si salgo de la vida con la conciencia de haber destruido todo lo que me fue dado, y es imposible rectificarlo, ¿entonces qué?". La solución, en las cuatro últimas páginas. Un relato muy recomendable.
1 de diciembre de 2010
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Algo deprimente, pero muy bueno. Abrazos.
ResponderEliminarme voy a animar a leerlo
ResponderEliminarMe atrae la historia. Tendré que echarle un vistazo.
ResponderEliminarAdemás hace tiempo que quiero reconciliarme con los autores rusos.
Me encanta Tolstoi, diría que es mi ruso favorito, no he leído nada de él que no me haya gustado muchísimo. Este relato es muy triste pero me gustó mucho también, real como la vida misma, en algunos casos.
ResponderEliminarHola Íñigo. Bueno, bueno, bueno, parafraseando a Arguiñano.
ResponderEliminar-
Hola Beatriz. Ya nos dirás. Calidad literaria.
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Hola Mou, digo Hilario. Es muy bueno, eso sí, tristón.
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Hola Carol. Yo conozco poco a Tolstói: Anna Karenina, La novela del matrimonio y éste. Los rusos me resultan poco atractivos de entrada, pero luego los disfruto mucho. Creo que es pereza mental.
Hummm, me gusta. Además me acuerdo que en una biblioteca preciosa del padre de una amiga, cuando me quedaba en su casa a dormir, sin padres, era uno de los títulos que recuerdo que quería coger (aunque por la mañana estábamos con las secuelas de la fiesta, y nunca pude.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Icíar. Pues ahora es el momento de cogerlo.
ResponderEliminarRecuerdo haberlo leído hace tiempo. El recuerdo que tengo de él es de asfixia, claustrofobia, dureza, colores grises y negros, tristeza inmensa, angustia... Fue hace tiempo; creo que se merece una segunda lectura, quizás más consciente y crítica.
ResponderEliminarUn beso,
Hola Carmen. Algo parecido, más suave quizá. Es bueno.
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