Autor: John Connolly
Edición: Tusquets, Barcelona 2021
«En un solitario páramo situado en el noreste de Inglaterra, cerca de donde antiguamente se alzaba una iglesia, ha aparecido el cadáver de una joven. En el sur, una niña yace enterrada en un montículo sajón que data de la época medieval. En el sudeste, las ruinas de un priorato esconden una calavera humana. Cada una de estas muertes es un sacrificio, una invocación, pero se desconoce quién está detrás de estos crímenes. Y algo en la oscuridad ha oído esa invocación. Pero alguien más se acerca: es Parker, el cazador, el vengador. Desde los bosques de Maine hasta los desiertos de Arizona, desde los canales de Ámsterdam hasta las calles de Londres, Parker (con Louis, Angel y el librero Johnstone) seguirá el rastro de aquellos que quieren arrojar el mundo a las tinieblas, en busca de un libro muy particular. Parker no teme el mal. El mal lo teme a él» (de la contraportada).
El detective Charlie Parker sigue su cruzada personal contra el mal más malísimo de los males, eta vez siguiendo en Europa la pista del abogado Atol Quayle y su pestilente sicaria Pallida Mors, que ya conocíamos del libro anterior, La mujer del bosque. A estas alturas de la saga, está ya claro que, en el universo de Connolly, Parker es una especie de "elegido" que hace frente a un mal que está más allá de los asesinos y maleantes de otras novelas negras y policiales. Siempre digo que los libros de Connolly ya no me producen la misma emoción que las primeras entregas de la saga, pero sigo leyéndolos porque me entretienen. También porque después de haber leído, con esta, 17 novelas me intriga mucho saber cómo acaba la cosa.
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