Autor: Michael Chabon
Año: 2000
Edición: Grijalbo, Barcelona 2002
Premio Pulitzer 2001
«Joseph Kavalier, un joven artista judío entrenado en las artes del escapismo del maestro Houdini, acaba de conseguir su mayor proeza: ha huido de la Praga ocupada por los nazis. Su objetivo es triunfar en América, ganar dinero rápidamente, y así poder liberar a su familia de las garras del imperio nazi.
Joe Kavalier se traslada hasta el barrio de Brooklyn, Nueva York, donde vive su primo Sammy Klayman. Desde el primer momento, los dos chicos entablan amistad y se lanzan al mercado incipiente del cómic, creando un superhéroe judío que viajará hasta Europa para luchar contra Hitler» (de la contraportada).
Nueva York, años cuarenta, época dorada del cómic. Sammy posee una creatividad desbordada para el guión y su primo Joseph, Joe, una enorme capacidad para traducir esas historias en viñetas. Juntos crean el Escapista, un personaje que combina elementos de Supermán. el Capitán América, Houdini, Batman y otros. Al hilo del éxito del personaje van saliendo otros temas: el dolor por la familia rota, la codicia de los editores, el primer amor de Joe por Rosa, el descubrimiento de Sammy de su homosexualidad, el deseo de venganza, y un largo etcétera.
En mi cabeza manejo el concepto de "novela americana": novelas realistas, reflexivas, a veces de ritmo pausado pero nunca aburridas, que dentro de la historia central van tejiendo otras secundarias, a veces muchas, más o menos profundas, que siempre se cierran, novelas en las que la tensión va creciendo hasta un momento final en el que todo precipita. Siempre son largas y un buen ejemplo es Richard Ford. Las asombrosas aventuras... -¡qué título!- es una de estas novelas, aunque el final es flojo y el libro se acaba así sin más. A pesar del título, es un libro para adultos. Aconsejable.
En mi cabeza manejo el concepto de "novela americana": novelas realistas, reflexivas, a veces de ritmo pausado pero nunca aburridas, que dentro de la historia central van tejiendo otras secundarias, a veces muchas, más o menos profundas, que siempre se cierran, novelas en las que la tensión va creciendo hasta un momento final en el que todo precipita. Siempre son largas y un buen ejemplo es Richard Ford. Las asombrosas aventuras... -¡qué título!- es una de estas novelas, aunque el final es flojo y el libro se acaba así sin más. A pesar del título, es un libro para adultos. Aconsejable.
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