Es la primera novela que leo de Petros Márkaris, y lo primero que me vino a la cabeza fueron el sueco Henning Mankell y su detective Kurt Wallander, protagonista de una serie de novelas editadas también por Tusquets -las mejores, en mi opinión, La quinta mujer y La leona blanca-. El paralelismo es bastante notable: ambos autores comparten un personaje del que conocemos no sólo su trabajo policial para resolver el caso si no también aspectos de su vida familiar, y aderezan sus novelas con críticas a aspectos que no funcionan en sus respectivas sociedades. Las diferencias entre ambos autores van también en la misma línea. El comisario Kostas Jaritos y su ambiente parecen la intencionada versión mediterránea del detective Kurt Wallander: en Grecia hace buen tiempo, la familia de Jaritos funciona bien, lo que denuncia Wallander de Suecia (el anonimato y la soledad de una sociedad materialista) es lo que funciona en Grecia y viceversa (el orden sueco es aquí un caos monumental), etc. Wallander tiene más fuerza, impresiona más, pero Jaritos es más amable. El tono más sórdido de las aventuras de Wallander las hace más adictivas, pero la bonhomía de Jaritos te deja mejor sabor de boca.
Dicho esto, la novela me ha parecido entretenida, sin más: una C. Probablemente le de otra oportunidad al griego y lea Suicidio perfecto, que dicen que es la más conseguida.
Por cierto, ¿alguien es capaz de explicarme el porqué de las prolijas descripciones de los recorridos en coche de Jaritos por Atenas?
Ficha técnica y sinopsis
1 de mayo de 2008
El accionista mayoritario (Tusquets)
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FELICIDADES POR TUS 20 MILLONES DE AÑOS!!!!!!!!!!!!!
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