
Es la primera novela que leo de
Petros Márkaris, y lo primero que me vino a la cabeza fueron el sueco
Henning Mankell y su detective
Kurt Wallander, protagonista de una serie de novelas editadas también por
Tusquets -las mejores, en mi opinión,
La quinta mujer y
La leona blanca-. El paralelismo es bastante notable: ambos autores comparten un personaje del que conocemos no sólo su trabajo policial para resolver el caso si no también aspectos de su vida familiar, y aderezan sus novelas con críticas a aspectos que no funcionan en sus respectivas sociedades. Las diferencias entre ambos autores van también en la misma línea. El comisario
Kostas Jaritos y su ambiente parecen la intencionada versión mediterránea del detective
Kurt Wallander: en
Grecia hace buen tiempo, la familia de
Jaritos funciona bien, lo que denuncia
Wallander de
Suecia (el anonimato y la soledad de una sociedad materialista) es lo que funciona en
Grecia y viceversa (el orden sueco es aquí un caos monumental), etc.
Wallander tiene más fuerza, impresiona más, pero
Jaritos es más amable. El tono más
sórdido de las aventuras de
Wallander las hace más
adictivas, pero la
bonhomía de
Jaritos te deja mejor sabor de boca.
Dicho esto, la novela me ha parecido entretenida, sin más: una C. Probablemente le de otra oportunidad al griego y lea
Suicidio perfecto, que dicen que es la más conseguida.
Por cierto, ¿alguien es capaz de explicarme el porqué de las prolijas descripciones de los recorridos en coche de
Jaritos por
Atenas?
Ficha técnica y sinopsis
FELICIDADES POR TUS 20 MILLONES DE AÑOS!!!!!!!!!!!!!
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