13 de abril de 2009

El río oscuro (Plaza & Janés)

En 2006 leí El viajero, primer capítulo de la trilogía del Cuarto Dominio, escrito por un tal John Twelve Hawks, un señor peculiar, del que se sabe poco y se supone que vive fuera de la Red, es decir, sin tarjetas de crédito, sin usar móvil, en una palabra, ilocalizable. El libro era malo (puedes leer un resumen aquí y aquí tienes una crítica informal acertada), pero la trama tenía algunos puntillos que me hicieron gracia, sobre todo los Arlequines, una especie de cruce entre Jason Bourne, Bruce Lee y Connor McLeod.

En 2009 ha salido publicada la segunda parte de la trilogía, El río oscuro, que decidí comprar para ver cómo seguía la historia. Conclusión después de leerlo en tiempo récord: un bodrio de dimensiones cósmicas. La acción baja de intensidad y de calidad, la previsibilidad de la trama del anterior libro se convierte ahora en proverbial y, para colmo de males, los tintes pseudo-religiosos alcanzan ahora cotas delirantes. Para que te hagas una idea, resulta que todos los místicos, santos y personalidades espirituales de la Historia, no son más que Viajeros que han ido provocando reacciones de la Humanidad contra el sistema: de coña. El momento de máxima hilaridad se produjo cuando apareció en escena ¡el Arca de la Alianza!, que es un punto de paso entre nuestro dominio y el primero. Un churro de tintes esotéricos de difícil comparación.

Hacedme caso: manteneos alejados de este libro. Yo por mi parte, tengo claro que leeré la tercera parte cuando salga: después de padecer las dos anteriores no pienso quedarme sin saber en qué acaba todo esto.

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